Blogia
ɐunlɐlʎǝlɐʞ

historia/belico

Cartas desde stalingrado

Cartas desde stalingrado



La batalla de stalingrado durante la segunda guerra mundial y es considerada la mas sangrienta accion belica de la historia de la humanidad.
En stalingrado lucharon el ejercito rojo y el ejercito aleman durante 1942 y 1943 (no es hace tanto verdad??) por el control de una ciudad q era la clave de la guerra en aquel momento.stalingrado fue la tumba de cientos de miles de personas, cuando era una ciudad relativamente pequeña ( tenia poco mas de medio millon de habitantes) y en esa batalla perecieron cerca de 2 millones de personas.

Durante la batalla la unica conexion con la familia para los ejercitos era el correo (y era censurado y poco fiable)
asi q dejo aqui cartas autenticas de doldados en stalingrado donde se comprende la crudexa de la guerra y los sentimientos en una situacion extrema en una ciudad donde morian a diario miles de personas en luchas cuerpo a cuerpo a golpe de granada y fusiles.

fotos de la batalla aqui

mas fotos..


carta 1
Mi vida no ha cambiado en nada; es ahora como hace diez años, bendito por las estrellas, maldito por los hombres. No tuve amigos, y tu sabes por qué no querían saber nada de mí. Era feliz cuando podía sentarme al telescopio y mirar al cielo y al mundo de las estrellas, feliz como un niño al que le permiten jugar con los astros.

 

... Fuiste mi mejor amiga, Mónica. Sí, lees bien, fuiste. El momento es demasiado serio como para bromas. Esta carta tardará en llegarte dos semanas. Por entonces ya habrás leído en los periódicos lo que ha tenido lugar aquí. No pienses mucho en ello, porque en realidad todo habrá terminado de forma diferente; deja que los demás se preocupen de la "película de los hechos".¿Qué son ellos para ti o para mí? Siempre pensaba en años luz, pero sentía en segundos. Además, aquí tengo mucho trabajo con el tiempo. Somos cuatro, y si las cosas continúan como hasta ahora podemos darnos por contentos.

Lo que hacemos es muy sencillo. Nuestro tarea consiste en medir las temperaturas y la humedad, informar sobre la visibilidad y los bancos de nubes.
Si algún burócrata leyera lo que aquí escribo obtendría una flagrante violación de la seguridad militar. Mónica, ¿qué es nuestra vida comparada con los muchos millones de años del cielo estrellado?. En esta hermosa noche, Andrómeda y Pegaso están justo sobre mi cabeza. Las
he mirado mucho tiempo; pronto estaré muy cerca de ellas. Mi paz y mi felicidad se las debo a las estrellas, de las cuales tu eres la mas bella para mí. Las estrellas son eternas, pero la vida de un hombre es como una mota de polvo en el universo.

A mi alrededor todo se derrumba, un ejercito entero muere, el día y la noche arden...y cuatro hombres se atarean con informes diarios sobre temperaturas y bancos de nubes. No sé mucho sobre la guerra. Ningún ser humano ha muerto por mi mano. Nunca he disparado munición real con mi pistola. Pero sé muy bien una cosa: la otra parte nunca ha mostrado ni una pizca de comprensión por sus hombres. Me habría gustado contar estrellas unas cuantas decadas más, pero ahora nada parece ir en ese sentido.


carta 2


Hoy hablé con Hermann. Está al sur del frente. A unos cientos de metros de mí. No queda mucho de su regimiento. Pero el hijo de B. el panadero todavía está con él. Hermann aún tenía la carta en la que nos contabas la muerte de papá y mamá. Le hablé una vez más, por ser el hermano mayor, e intenté consolarle, aunque yo también estoy al límite. Es bueno que papá y mamá no sepan que Hermann y yo nunca volveremos a casa. Es muy duro el que tengas que cargar con el peso de cuatro personas muertas a lo largo de toda tu vida. ...Yo quería ser teólogo, papá quería tener una casa, y Hermann quería construir fuentes. Nada ha salido como debiera. Tu sabes como está la cosa en casa, y nosotros sabemos demasiado bien lo que pasa aquí. No, la verdad es que esas cosas que planeamos no han salido como imaginábamos. Nuestros padres están enterrados bajo las ruinas de su casa, y nosotros, aunque suene irónico, estamos enterrados con unos cientos o más de hombres en una trinchera en la parte sur de la bolsa. Pronto, estas trincheras estarán llenas de nieve.



carta 3


El Fuhrer nos hizo la firme promesa de sacarnos de aquí; nos lo leyó y creimos en ello firmemente. Incluso ahora aún lo creo, porque he de creer en algo. Si no es cierto ¿en que otra cosa podría creer? Dentro de poco no tendré necesidad de primavera, verano o de algo agradable. Por lo que, abandoname a mi destino, querida Greta; toda mi vida, al menos ocho años de ella, creí en el Fuhrer y su palabra. Es terrible como dudan aquí, y vergonzoso escuchar lo que dicen sin poder responder, porque los hechos están de su parte.

En enero cumplirás veintiocho. Eso es ser aún muy joven para una mujer guapa, y me gustaría poderte decir este cumplido una y otra vez. Me echarás mucho de menos, pero incluso así, no te aisles. Deja pasar unos meses, pero no más. Gertrud y Claus necesitan un padre. No olvides que debes vivir para los niños y no les hables demasiado de su padre.
Los niños olvidan pronto, especialmente a esa edad. Fíjate bien en el hombre que elijas, toma nota de sus ojos y de la presión de su apretón de manos, como fue nuestro caso, y no te equivocarás. Pero sobre todo, anima a los niños a ser personas rectas que puedan llevar la cabeza bien alta y mirar a todo el mundo directamente a los ojos. Te escribo estas líneas apenado. No me creerías si te dijera que ha sido fácil, pero no te preocupes. No me asusta lo que se avecina. Repítete a ti misma y a los niños cuando sean mayores que su padre nunca fue un cobarde, y que ellos nunca deben serlo.


carta 4

… El martes destruí dos T-34 (tanques soviéticos)... después pasé junto a los restos humeantes. De la torreta colgaba un cuerpo, cabeza abajo, sus pies atrapados y sus piernas ardiendo hasta las rodillas. El cuerpo estaba vivo, la boca gesticulaba. Debía de sufrir un dolor horrible. Y no había posibilidad de liberarle. Incluso si la hubiera habido, habría muerto tras unas pocas horas de tortura. Le disparé, y cuando lo hice, las lágrimas corrieron por mis mejillas. Ahora llevo llorando tres noches por un tanquista ruso muerto, de quien soy su asesino. Los "cruces" de Gumrak* me dan asco, y también muchas cosas ante las que mis camaradas cierran los ojos y aprietan los dientes. Me temo que nunca volveré a dormir tranquilo en el caso de que vuelva con vosotros. Mi vida es una terrible contradicción, una monstruosidad psicológica.


carta 5

Tenía que haber muerto en tres ocasiones, pero habría sido repentinamente, sin estar preparado para ello. Ahora es diferente. Desde esta mañana sé como están las cosas; y ya que me siento liberado, quiero que tu también te liberes de la aprensión y la incertidumbre.

Me quede atónito cuando ví el mapa. Estamos totalmente solos, sin ayuda del exterior.
Hitler nos ha dejado en la estacada. Si el aeródromo continúa en nuestro poder, puede
que esta carta aún salga. Nuestra posición está al norte de la ciudad. Los hombres de mi batería sospechan algo, pero no lo saben tan seguro como yo. Así que esto parece el final.

Hannes y yo no nos rendiremos; ayer, después de que nuestra infantería retomara una posición, vi cuatro hombres que habían sido hechos prisioneros por los rusos. No, no caeremos en cautividad. Cuando Estalingrado haya caido, sabrás que no volveré.

Eres la mujer de un oficial alemán, por lo que te tomarás lo que he de decirte con serenidad y firmeza, igual que en el el andén de la estación el día en que partí para el Este. No soy escritor, y mis cartas nunca han sido más largas de una página. Hoy habría mucho que decir, pero me lo reservo para más tarde, p.e., seis semanas si todo marcha bien y cien años si no. Has de contar con esta última posibilidad. Si todo va bien, tendremos mucho tiempo para hablar, y en ese caso ¿por qué he de escribirte tanto, ahora que me resulta tan difícil?. De todas formas, si las cosas se tuercen, esas palabras no te harían mucho bien.


.

guerra

El Milagro de Navidad de 1914

La Navidad de 1914 fue muy especial, porque sucedió en plena Primera Guerra Mundial. En efecto, solamente unos pocos meses antes habían tenido lugar una cadena de declaraciones de guerra entre las naciones europeas, dando lugar a la "Gran Guerra" como se la conocía hasta la Segunda Guerra Mundial.

Esta contienda europea es también trístemente célebre por la llamada "guerra de trincheras" entre los países combatientes: kilómetros y kilómetros de zanjas excavadas frente al enemigo, solamente para esperar que el bando contrario cometiera un error. Así murieron muchos soldados, con solo asomar un poco más la cabeza por sobre la protección que la trinchera ofrecía, para caer muertos ante la pericia de un francotirador enemigo.

 

En diciembre de 1914, había llegado al ejército inglés un informe de inteligencia en el que se aseguraba que los alemanes atacarían con fuerza en la misma noche de Navidad. En tensión, los soldados británicos apostados en la "tierra de nadie" en Ypres (Bélgica) esperaban cualquier movimiento sospechoso del enemigo para contra atacar. De pronto, uno de los vigías advirtió la aparición de unas tenues luces en el lado alemán, con lo que dio la voz de alerta para prepararse para el ataque. Sin embargo, nada sucedió. Las luces se multiplicaron, y con la ayuda de binoculares, los ingleses se llenaron de asombro al constatar que se trataba de árboles de Navidad en las trincheras. Pronto se oyeron con claridad agradables voces en alemán cantando villancicos: "Stille Nacht, heilige nacht..." "Noche de Paz, noche de amor...".

Según cuentan algunos, varios soldados ingleses se animaron a cantar también desde sus posiciones villancicos en inglés, con lo que el intercambio de balas de los meses anteriores se transformó en un intercambio de villancicos.

 

Entrando un poco más en confianza, soldados alemanes comenzaron a gritar en un inglés aproximado "We don't shoot, you don't shoot!" ¡No disparamos, ustedes no disparen! Sin embargo, la duda y el temor no se habían disipado del todo.

Algunos alemanes salieron de su trinchera con las manos en los bolsillos, para asombro de los ingleses. Salieron también dos de estos últimos de la suya y se pusieron a hablar con los enemigos. Uno de los alemanes dijo "Yo soy sajón, tú eres anglosajón. ¿Por qué nos peleamos?" Acordaron no disparar para poder enterrar a sus muertos. Incluso tuvo lugar una celebración fúnebre conjunta, para enterrar cadáveres de ambos bandos, con el capellán de uno de los ejércitos.

Más aun, se intercambiaron regalos: algunas pocas cosas que habían recibido de sus familias las intercambiaron con los soldados del otro bando. Quien no tenía qué dar, se despojaba de los botones de su casaca para que quedaran como recuerdo. Otros mostraban fotos de sus familiares, cartas, recuerdos íntimos...

¡Alemanes y británicos llegaron a jugar un partido de fulbito! Unos dicen que terminaron 2-1, otros que 3-2, siempre a favor de los alemanes.

 

Con tanto trato personal, los soldados comenzaron a ver a sus enemigos como personas como cualquier otra. A los ingleses les habían llegado crueles noticias de los excesos que soldados alemanes habían cometido en poblaciones civiles —matanzas y ultrajes de los más despiadados— y en plena "tierra de nadie" se encontraban con que eran tan humanos como ellos mismos...

Image Hosted by ImageShack.us

¡Maravillosamente, había tenido lugar una tregua de Navidad, que nadie quería romper! Por lo que se sabe, no sólo se dio en Ypres, sino también a lo largo de buena parte de la disposición de trincheras en el frente de guerra.

 

¡Cuánta paz sentían los soldados al saber que no iban a ser disparados si caminaban libremente! ¡Hasta las aves volvieron a volar por sobre la "tierra de nadie". ¡Era un auténtico milagro de Navidad!

Sin embargo, ambos bandos sabían que se trataba de una tregua de soldados rasos, a espaldas de sus respectivos estados mayores. Entendieron que no podría durar mucho, pero se las ingeniaron lo mejor que pudieron para alargarla.

Como en aquella ocasión, en la que un oficial del ejército inglés se acercó a la trinchera para hacer una inspección. De pronto, el oficial advirtió que en la trinchera enemiga un soldado al que se le podría disparar y ordenó al soldado que tenía más a la mano a que lo hiciera. La orden fue obedecida de inmediato, pero el soldado "falló": el alemán ni se inmutó. El oficial volvió a ordenar que dispare y el soldado inglés trató de hacer que su bala pase más cerca del enemigo... para que se dé cuenta de la situación. Al tercer disparo el alemán entendió que se le estaba dando un aviso, y se echó al suelo con estrépito y con los brazos en alto. Satisfecho con la acción, el oficial inglés se retiró del frente.20070719215541-trench.jpg

 

Tanto silencio no podía pasar por alto para el Estado Mayor, como era evidente y cuando se dieron cuenta de ello en ambos bandos, los altos oficiales comenzaron a presionar para que se reanudasen las hostilidades. En algunos frentes la tregua no solamente duró unos pocos días, sino hasta el fin de mes. Puesto que la situación ante sus superiores se tornaba insostenible, en algunos frentes se hicieron "acuerdos" para avisar cuándo terminaba la tregua: tres disparos al aire, dos disparos al aire, una pausa, cosas por el estilo: para dar tiempo suficiente a que los rezagados se vuelvan a ocultar en sus trincheras.

 

Así continuó la guerra, y murieron cerca de nueve millones de personas hasta que se firmó la paz.

 

Los altos mandos de ambos bandos tomaron cartas en el asunto para que una situación parecida nunca más pudiera darse: se hizo rotar a los soldados de sus fronteras para que no hubiera posibilidad de tratar más de cerca al enemigo, en especial en la temporada de Navidad para evitar sentimentalismos. Se cuenta la historia de un capitán del ejército británico que fue condenado a muerte por su estado mayor por "confraternizar con el enemigo" en la tregua de Navidad del '14. El mismo rey Jorge de Inglaterra tuvo que intervenir para que se le perdone la vida.

Existe una pelicula llamada ¨feliz navidad¨ del director chirstian carion sobre esta tregua navideña ademas de un documental sobre la misma. 

Shot at 2007-07-19