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Yo de mallor quiero ser como hugh (pero mas guapo)

Yo de mallor quiero ser como hugh (pero mas guapo)

Siempre tube curiosidad por conocer la mansion playboy,es el sueño que todo chico ha tenido alguna vez en la vida,estar forrao,andar en bata y zapatillas todo el dia y tener en tu casa viviendo a las tias mas cachondas del mundo y parte del extranjero.

pues eso lo tiene un tal hugh hefner que a mi peronalmente en mi alterego materialista y pensando mal siempre pues me da mucha envidia...

e aqui un articulo que encontre por internet de la famosa y odiada por las feministas americanas....mansion playboy (hoo my god).

Hugh Hefner es un personaje un tanto estrafalario y odiado por las feministas norteamericanas, que hoy en día es todo un icono pop, como el logo del conejito. A mi me llama la atención porque es un tipo que fue capaz de hacer realidad su fantasía, que consistía en vivir en una mansión de cuento, pasarse el día en pijama rodeado de bellezas que nunca envejecen, y dar fiestas sin fin.

principios de los años 50, Hugh Hefner tuvo un increíble olfato empresarial: se le ocurrió incluir el sexo en revistas para adultos, y convulsionar así la puritanísima sociedad yanqui. Fotos de chicas, así de sencillo. El ya mítico primer número de Playboy en 1953 no pudo acertar más: Marilyn Monroe desnuda, cuando ya era una estrella y un icono sexual. Desde Marylin hasta Pamela Anderson y las chicas playboy de hoy, no sé cuántos millones habrá ganado este hombre. Playboy convirtió en estrellas a las pin-up, e inauguró su época dorada.

La mansión playboy formaba parte de la idiosincrasia y la filosofía de la empresa, y es una leyenda tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Un lugar casi tan conocido como la torre de Pisa o las pirámides de Egipto. En el libro "Playboy en privado: la vida en la mansión", Gretchen Edgren, una escritora a sueldo de Playboy, hace un retrato un tanto edulcorado y pelotero del imperio Playboy y de su jefe: en este libro él queda como un auténtico "playboy-macho man": mujeriego y amante excepcional, pero tierno y generoso cuando hace falta. Por supuesto que, según el libro, nunca hizo nada malo en toda su vida, y todos los episodios oscuros de la historia de playboy fueron culpa de otros.

Hubo, o hay, dos mansiones playboy: la primera era una casona en Chicago, donde empezaron a celebrarse las primeras fiestas. Los Rolling Stones preferían alojarse allí que en un hotel en sus visitas a la ciudad. En la primera época la revista playboy incluía un póster central, fotos de las playmates, e ilustraciones eróticas del dibujante Alberto Vargas. Hugh salía con Chyntia Maddox, ilustradora de tiras cómicas de su revista y playmate, y ya inauguró su legendario estilo de vida: imagínese la navidad cómodamente vestido con su pijama de seda y su bata fumando un puro junto a la chimenea, mientras un grupo de exuberantes beldades desnudas decoran el arbolito. Entrañable…

Sin embargo, la mansión más famosa, la que todo el mundo conoce, es la mansión-oeste, un palacio con amplios terrenos en Beverly Hills adquirido en 1971. Por la mansión oeste pasó todo o casi todo Hollywood. El lema era "si no estás en la onda, no vengas". Allí Hefner vivió los mejores años de su vida. Él sólo salía con playmates, decenas de ellas. Cuando rompía con alguna, no había problema: a las dos semanas ya estaba con otra. No les guardaba rencor, y podían volver siempre que quisieran, o llamarle si necesitaban dinero o algo. Además, la mayoría de las fotos para la revista se hacían en la mansión, con lo que las chicas, tarde o temprano, tenían que conocer a Hugh. Una anécdota que expresa la seguridad en sí mismo y la capacidad de seducción de este señor, es cuando una de las playmates, no sé si era Shannon Tweed, va a la mansión a hacerse las fotos, y él le pide directamente, a los 5 minutos de conocerla, que se vaya a vivir con él. Ella, asustada, le dice: “Pero si no nos conocemos de nada”. Y él responde: “Pues por eso, para conocernos”. Y se fue a vivir a la mansión.

Algunas playmates tenían auténtico terror a acudir a la casa, porque pensaban que las iban a violar o les iban a obligar a prostituirse. Según el libro, una vez conocían a Hef, todos sus temores desaparecían y enseguida sentían cariño por él. Todas dicen, además, que era un gran amante: imaginativo, dulce, bien dotado… “Si el sexo es una montaña, Hef ha llegado a la cima”, decía un amigo suyo, que aseguraba que Hef lo había probado TODO.

Los 70’s y principios de los 80’s fueron quizá la época de mayor esplendor de la mansión. Las novias de Hef se iban acumulando: podía vivir con la actual y dos ex, que seguían siendo amigas y estaban a gusto con el estilo de vida de la casa, como Sondra Theodore. Un auténtico harén. También había peleas entre ellas, como no. Una de sus novias más excéntricas fue Carrie Leigh: le gustaba pasearse desnuda por la casa, y provocar a los ejecutivos que acudían a reunise con Hef. Organizaba fiestas fastuosas, en las que se disfrazaba de marciana y se ponía hasta las cejas. En una fiesta de cumpleaños que organizó para Hef, contrató a un montón de playmates para que Hef eligiera a las 6 que más le gustaran, y disfrutara de una orgía con ellas. La relación entre ellos se fue enfriando, momento que Helmut Newton inmortalizó en esta fotografía.

Hugh Hefner triunfó porque supo ver el filón que el puritanismo norteamericano representaba para las revistas para adultos. Y el puritanismo, desde luego, no existía en su casa: la gente terminaba incluso hastiada de tanto culo y tanta teta. Algunas estrellas de Hollywood aficionadas al nudismo acudían a la mansión a tomar el sol: allí se respiraba otra libertad. Pero no sólo eso: en la mansión playboy se gestaron auténticos lobbys que tuvieron gran influencia en las propias decisiones del gobierno norteamericano.

A Hugh, aparte de las mujeres, también le gustaban mucho los animales, mira tú por dónde: tenía un zoo en los jardines de su casa, con todo tipo de animales exóticos: flamencos, carpas japonesas, perros, llamas… y un guacamayo llamado Machbeth, que aparece fotografiado con un montón de celebrities. Michael Jackson y su cirujano plástico (no es broma) eran habituales de la mansión en los 80’s: allí conoció Michael a su primer amor, Tatum O’neall. Hef dice que Jacko se inspiró en la mansión playboy para construir su complejo residencial “Neverland”, y que le copió, entre otras cosas, el zoo.

Otra marca de la casa son los pijamas de seda. Tenía cientos de ellos en su vestidor, de todos los colores, y siempre asistía a las fiestas en pijama. Es un hombre que se ha pasado media vida en pijama.

A pesar de todo, durante los años 80 playboy también sufrió algunos golpes: en 1980 la playmate del año, Dorothy Stratten, fue asesinada por su exmarido, Paul Snider, que luego se suicidó. Cuando estaban casados, él llevaba una matrícula en su coche que decía "Star 80", pero ella le dejó por el director de cine Peter Bogdanovich. Más tarde Bogdanovich escribió un libro titulado “The killing of the unicorn”, en el que echaba la culpa de todo al bueno de Hef. En 1982 playboy perdió 52 millones de dólares, y en 1985 Hef sufrió un ataque al corazón que le hizo replantearse su estilo de vida. Decidió dejar las riendas de la empresa en manos de su hija Christie.

Las fiestas comienzan a ser más tranquilas, y las playmates ya le tratan como un abuelito. Entonces Hef decide sentar la cabeza por un tiempo y se casa, como no, con una playmate llamada Kimberley Conrad. Las fotos de la boda son increíbles: acude toda la corte de exnovias y exmujeres: allí están Sondra, Carrie, Shannon, y Cynthia Maddox, la que dibujaba tiras cómicas en los 50’s, que ya es como Maria Teresa Campos, mientras que la joven novia apenas alcanza los 25 años. Y es que en la casa, el único que envejece es Hugh; las chicas, no. Hef y Kimberly tuvieron dos niños, y se separaron en 1998. Actualmente ella vive con sus hijos en la mansión, en un edificio aparte.

 

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